domingo, 16 de octubre de 2011

Guess Who's Coming to Dinner








17 días después de concluir el rodaje de esta joya de la Historia del Cine y por supuesto de la Historia de la Interpretación, Spencer Tracy murió en la cocina de Katherine Hepburn. Ella nunca pudo ver esta película. Cada vez que la vuelvo a ver lo entiendo. Nadie hubiera podido soportar el dolor de enfrentarse a esas últimas secuencias, a ese monólogo redentor, ese epílogo a una vida intensa y en ocasiones torcida en lo humano, admirable como pocas en lo cinematografico, nadie, ni si quiera ella, tan fuerte como una reina medieval o élfica, tan capaz como muy pocas para la lucha - bien queda en esta película su mítica secuencia despidiendo a su amiga-. No, no pudo verla. Y esta noche, en comunión con sus sentimientos de mujer empecinada, aguantando 3 décadas junto a un hombre al que amó por encima de todas las cosas pese a darle tanto disgusto, tanto dolor, pero tanta y tanta magia; esta noche estaba agarrado a su mano fina y delgada, con manchitas de piel y algo de tiempo ineludible en ellas, le agarraba y mimetizaba sus lágrimas, lloraba sí, en esa última secuencia, no sé por haber estado tan cerca en la proyección enorme, no sé si porque así parecía entrar en sus almas desgarradas y tan admirables. En ese monólogo en el que Spencer Tracy deja claro que su futura consuegra se equivoca si le dice que no ha amado nunca a una mujer como sus hijos, en ese en el que añade que estará contento si ellos llegan solo a amarse la mitad de lo que él la ha amado a ella, y Katherine Hepburn se despoja del personaje con ese suave párquinson y esos ojos acuosos que todavía ahora me duelen, porque los conozco, los sé, los aplaudo. Esa secuencia es algo más que cine. Esa secuencia es una porción en estado puro de lo que tiene de maravilloso y doloroso la vida.
No sé si estaré demasiado a flor de piel tras haber visto ayer EL ARBOL DE LA VIDA. Pero en esta ocasión en la que me encuentro visionando posibilidades de secuencias para mis alumnos del TAI, me he encontrado con esta experiencia obligada... por esto y por muchas más cosas en el aula, una vez más soy alumno de mis alumnos. Y por ello les doy de todo corazón las gracias.
Buenas noches chicos. Nos vemos mañana

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