viernes, 30 de marzo de 2012

Bucarest, nocturno escenario


Vigilado por una inquietante luna llena que no se refleja en las parcas aguas del río Dâmboviţa, voy caminando en la noche, cruzándome en silencio con alguna figura o sombra arrebujada, solitaria, confusa. El frío acompaña mis crujientes pasos en la nieve grisácea que se mimetiza con las rotundas fachadas oscuras, afligidas, y erigidas firmes y distantes bajo la colosal vivienda de aquel dictador llamado Ceausescu, esa misma que hace unos años pasó a ser el actual Parlamento rumano.
Suaves nubes comienzan a arañar esa luna rojiza y balcánica, al tiempo que en mi mente cavilan reflexiones varias antes de nuestra reunión por la mañana con el resto de nuestros socios europeos.
Llevamos un tiempo considerable trabajando en Valencia en la lucha contra el racismo y la xenofobia en relación con las mujeres inmigrantes nacionales de terceros países, mediante el uso de Teatro Social, en un proyecto europeo cofinanciado por la Unión Europea dentro del Programa de Derechos Fundamentales y Ciudadanía. Las ciudades que también trabajan con nosotros en paralelo en esta misma dinámica son Dublín, Mántova, Linz y Bucarest, donde estos días nos reunimos.
Hasta el momento, y tras varios meses en torno a talleres que tienen un efecto terapéutico, hemos traducido, en cada una de las mencionadas ciudades, las experiencias de las Mujeres, sus sueños, sus anhelos, sus razones al Escenario a partir de improvisaciones en las que comienzan a aflorar las posibilidades Teatrales. De la experiencia vital se pasa al Escenario, con la realización de diversos juegos Interpretativos con los que las Mujeres toman conciencia de sí mismas, del resto de las compañeras, y del Espacio donde modulan y preparan la voz, el cuerpo, el gesto. Ya están listas para pasar al Escenario. Y desde ahí se supervisa el potencial de sus interpretaciones que se pasan automáticamente al Texto desde donde volver a emprender el viaje a escena.
Y es que es bien sabido en muchas ciudades europeas que el Teatro no solo es una herramienta de entretenimiento, sino un instrumento perfecto para despertar la conciencia de los espectadores. Las propias Actrices y las personas que nos encargamos de la Dirección y Coordinación de este proyecto hemos podido comprobar que es el Teatro una plataforma para poder generar vínculos afectivos y emocionales, un universo perfecto en el que poder sentirse libre, seguro, dispuesto a compartir las propias experiencias, en el viaje de ensayos y preparación de la Obra, en el trayecto en el que acontecen las emociones, las casi catarsis, la gran amistad, el respeto y saber que se está pudiendo hablar de cosas de un modo poético que en ocasiones la vida impide en la terrible velocidad grisácea de los días.
Eso pienso cuando la vigilia de esa luna llena se hace más turbadora y despejada, y de repente me encuentro en un escenario tal vez conocido, en el que las ruinas medievales quedan algo más teatralizadas con esos focos anaranjados proyectados en las piedras y sus memorias. Una sensación nada suave me envuelve de manera súbita. Justo cuando dos perros lobo merodean una estatua rodeada de ruinas y nieve, ahí mismo, presidiendo el arqueológico lugar donde mi soledad no para de advertirme que me dirija a otro lugar. Decido no obstante acercarme a la estatua… Se trata de Vlad Tepes... Más conocido por todos ustedes como … Drácula...
La voz que acontecía en mi interior se transforma con un acento inclasificable que reúne decenas de acentos para retumbar en mis adentros la constatación de que el Teatro es un alimento necesario, y por ello hay que cuidarlo, hay que educarlo, protegerlo, reinventarlo, quererlo, discutirlo, elevarlo, incentivarlo, vertebrarlo, importarlo y exportarlo porque es un generador de humanismo, una cosmología para la comunicación, la palabra y la no palabra, el lugar donde un silencio une los más diversos pensamientos. El Teatro es idea y sueño, materia y humo, vida y muerte, granito de arena y universo entero. Con capacidad de cura en las almas incomodadas, con el poder de la caricia perfecta para el corazón más castigado porque el Teatro es carne, es verbo, y es sangre… decididamente sangre…
Me giro a mi derecha., donde he creído recibir las últimas palabras a escasa distancia de mi oído. No hay nadie. Sólo la nieve queda en el suelo fosco y discreto, solo la tímida luz de aquella farola, solo el concluir de una sombra que huye por la esquina de una fachada. regreso a la estatua de Vlad. Observo su taciturno rostro algo más intenso y afilado que antes. Y de los perros lobo que merodeaban su pétrea figura, de los perros ya ni perfil, ya ni memoria.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Lo que aporta el Teatro


El Teatro aporta conciencia,
diversión, pensamiento, llanto y risa.
Humanidad, historia,
poesía o danza de sílabas,
protesta, música, infancia,
respuestas posibles y
más y más imposibles preguntas.
Diálogos con el cuerpo y las memorias
abrazos y desnudez del alma.
Terapia, cura,
quebranto de miedos,
espejo para los espíritus sin brújula.
Casa, humo, bosque, pintura.
Oceáno sin mar ni espuma.
Luz jugando al escondite
con las sombras.
Sombras bailando tangos de hiel
con las luces.
Belleza, herida,
infinitud y otras tantas esquinas.
Recorrido y vida, sí,
enteramente vida

Eso aporta... El Teatro...
no lo olvide nunca quien lo recorta...

(el día mundial del Teatro continúa para muchos en todas y cada una de las fechas del calendario. Fuerza y mucha mierda a todos, héroes anónimos o no, que a contrareloj trabajáis por todo ello en cualquier tiempo, en cualquier geografía o, mejor dicho, escena)