jueves, 6 de octubre de 2011

CUENTAS CLARAS (Ansiedad)



El motivo más frecuente para las visitas a Médicos de Cabecera en esta España nuestra responde a la ANSIEDAD. Pero no a la ansiedad de tenerte en mis brazos, musitando palabras de amor, ni a la ansiedad de tener tus encantos y en la boca volverte a besar, aunque algún que otro paciente se quede prendado de su Médico de Cabecera que tal vez en este caso pasaría a denominarse Médico de mal de Cabeza, y estuviera dispuesto no solo a cantarle la letra de la canción de Nat King Cole.

Los hermanos y hermanas íberos suelen acudir a tal visita con el preludio de la automedicación, pues ya antes de escuchar al médico preguntas que puedan aproximarle a un coherente diagnóstico, se limitan a dar o no los buenos días y a pedir ansiolíticos para calmarse... Uf, cómo estamos. Si al menos esa ansiedad fuese, insisto la de en la boca poderte besar.

En el plural Cortijo en el que vivimos, nos gastamos 1000 millones de euros al año ... sí, sí, ¡1000 millones de euros!... sólamente en ansiolíticos. Y entiendo que por ello... tal vez este llorando mis pensamientos, mis lagrimas son perlas que caen al mar y el eco adormecido, de este lamento hace que este presente en mi soñar.
Y no es para menos pues de muchos es sabido que el ANSIOLÍTICO, al igual que la mayoría de todos los medicamentos de propiedades similares, sólo alivian, nada curan, y encima provocan dependencia, a lo que hay que añadir que el propio organismo comienza con el tiempo a ser inmune a ciertas dosis y por ello hay que aumentarlas. Toda la industria farmacéutica vive de este sonoro engaño, firmando contratos blindados con los Estados que nos atiborran a medicinas por negocio, pero que nada bueno nos traen. Esto sucede hasta que cada uno de nosotros nos revelamos a esta dinámica, optamos por una vida alejada de ciertas normas imperativas socio-medicinales, nos dedicamos a comer mejor, a hacer algo de ejercicio, a dedicarnos a lo que nos gusta, a analizar realmente las cosas que necesitamos y no las que creemos necesitar, y por tanto comenzamos a darnos cuenta que en 10 años nada de ANSIEDAD ha acontecido en nuestras propias personas. Los hay también que se dieron cuenta siendo médicos de cabecera, indignados también por el sistema farmacéutico y sanitario y comenzaron a dialogar con sus pacientes ejerciendo, para confusión de los mismos, como casi terapéutas, y proponiéndoles nada de medicamentos y sí de cambios de concepto de vida. Pero entonces el circuito neuronal de algunos pacientes se bloquea y entra en un bucle al ver que no les dan recetas ni píldoras y se mantienen en su trece o trecemil.
- Yo lo que quiero doctor es que me de algo para la Ansiedad...
Y no se dan cuenta que les están dando la solución a su problema, que les está invitando a adentrarse en su territorio emocional para desde ahí ir solucionando el problema. Pero ellos siguen sin entender, siguen precisando esas píldoras con las que sentirse curados, que no es lo mismo que curarse. Y es por ello que algunos médicos desisten y dan recetas, o los hay que continúan por ese dificultoso camino de entendimiento entre seres que usan códigos distintos.
¿Cómo no va a ver ansiedad en una sociedad enferma que persigue unos valores irreales y amorales, una sociedad que continua convencida de que la felicidad consiste en conseguir trabajos que no nos gusten pero que nos den mucho dinero para comprar cosas caras con las que fascinar a gente que no nos importa?

Ansiedad, de tenerte en mis brazos musitando,... palabras de amor, ansiedad, de tener tus encantos
y en la boca, volverte a besar. Tal vez este llorando mis pensamientos, mis lagrimas son perlas que caen al mar y el eco adormecido, de este lamento hace que este presente en mi soñar.
.. menos píldoras y más cantar, sonreír y bailar.

(dedicado a mis padres y, por supuesto, a mi hermana)

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