martes, 24 de mayo de 2011
87.3
Volvía ayer de la Plaza del Ayunt… de la Plaça del 15 de maig de Valencia cuando la luz mutaba de un anaranjado pletórico a un quimérico violeta. Iba quedando detrás de mí la voz no sé si anónima de otro ciudadano distribuyendo nuevas propuestas a ser apoyadas o no por todos los demás referentes a la organización del campamento para los nuevos días que sí, que han de suceder y continuar.
La asamblea de esa tarde se había desarrollado una vez más de un modo admirable y ejemplar. Se pusieron en oído y corazones de los muchos asistentes un montón de avances, de ideas y propuestas en las que se está trabajando a nivel de educación, ecología, sociología y sanidad, en un lenguaje que hace más de diez años no venimos escuchando en nuestros políticos, un lenguaje alto, claro, con tono de invitación al ciudadano, con aroma de verdad y esperanza. Se explicó que las propuestas económicas están todavía en proceso. Estas son más complicadas y su redacción correcta merece un tiempo de reflexión y limpieza de lo visceral para entrar en terrenos diplomáticos. Se explicó que el Campamento mismo responde a una metáfora de lo que debería ser una sociedad participativa en los asuntos fundamentales. Esa sociedad que ya no existe y que se pretende recuperar desde el movimiento DEMOCRACIA REAL YA. Ese es el sentido del dibujo de los sectores distribuidos por toda la plaza. Se nos ha comentado que ese mismo sentido tienen cada uno de los Campamentos que cada vez se van multiplicando más y más por ciudades y pueblos no sólo del territorio nacional. También se apuntaba ayer tarde que en breve comenzarán a prolongarse delegaciones a universidades y otras instituciones y barrios, y eso está bien porque sólo los especializados en las materias podrán definir propuestas concretas tras el filtro de las necesidades de los ciudadanos. Pensaba en delegaciones en Facultades de Económicas para los asuntos de Economía, en la de Medicina y Farmacia para los de Sanidad, y por ese mismo motivo ir colocando en cada Facultad correspondiente una delegación para tratar los asuntos del departamento propio. Y en esas delegaciones del movimiento deberían tener voz y protagonismo no sólo estudiantes y profesores sino también profesionales que se unieran a los de Formación para aunar con su Realidad todas las ideas.
Pero lo más destacado de la asamblea de hoy ha sido la intervención de las dos jóvenes abogadas que coordinan el departamento jurídico en Valencia, desde el cual se está elaborando la redacción de todas las propuestas por las vías legales. Que no somos anarquistas ni ningún bicho raro como pretende dar a entender algún personaje abyecto desde alguno de los ¿medios de comunicación? que ya todos conocemos; o incluso en alguna reunión familiar en las que siempre surge uno de esos rostros con ironía insultante y sonrisa de gaviota triunfante cuando estamos aquí incluso para mejorar su propio futuro y el de sus hijos.
Pero como decía, intervinieron ellas, las abogadas, justo cuando comenzaba a percibir una dispersión de ideas, dispersión incluso en la estructura de participaciones ciudadanas que en un principio fue generosa y grácil, con una amplia gama de intervenciones con puntos diferentes, pero que ya se debía empezar a dirigir esa voz ciudadana y plural hoy hacia la líneas concretas o los superobjetivos que han de quedar claro y concreto, en mi opinión de ayer, en mi opinión de hoy y mañana. Y en eso por fin dimos felizmente, porque un decálogo de intenciones, una suma de medidas que se quieren que se pongan en marcha no es posible, tal y como ha dicho una de las compañeras del departamento jurídico, si no se reforma –quedaos bien con el siguiente número- el artículo 87.3 de nuestra Constitución. Ese que ahora mismo paso a transcribiros:
87.3. Una Ley orgánica regulara las formas de ejercicio y requisitos de la iniciativa popular para la presentación de proposiciones de Ley. En todo caso se exigirán no menos de 500.000 firmas acreditadas. No procederá dicha iniciativa en materias propias de Ley orgánica, tributarias o de carácter internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia.
Se apuntaba que este artículo IMPIDE a la ciudadanía poder decidir, poder promover un cambio en alguna ley porque esa redacción es el obstáculo que se va a encontrar cada vez cualquier tipo de colección de millones de firmas. Así que todos a proyectar en ese número, en el 87.3, y a que se nos quede bien en la cabeza, porque es el contenido que tiene ese número el que primero hay que conseguir modificar para poder ir demandando cambios en las políticas y las leyes electorales, y en tantos otros asuntos que ya vienen resumidos en el decálogo que publiqué hace un par de días y que podéis leer todos dentro de la página www.valencia.tomalaplaza.net
Con artículos como ese nos tienen controlados para no poder ejercer la exigencia de un referéndum para asuntos importantes como decidir actuaciones bélicas, aprobar presupuestos excesivos y faraónicos para proyectos calatravescos o de cualquier tipo que comienzan presupuestados con 40 millones de euros y acaban costando 100 millones en época de crisis para un recinto que sólo se utiliza 2 semanas al año, como es el caso del absurdo Ágora.
Incidieron fuertemente en ese número: 87.3 y ya justo cuando volvía a casa no dejaba de posicionarlo en mi mente al tiempo que regresaba cierta idea: Pensad por un momento, ¿por qué cuando un electrodoméstico no nos funciona nos vamos directamente a leer las instrucciones y cuando nuestra sociedad no funciona, sencillamente no hacemos lo propio con la Constitución? ¿Por qué no se entiende ese texto como una redacción susceptible de modificaciones coherentes en función de los tiempos que van transformando las formas y fondos de las sociedades y sus necesidades, y seguimos erigiéndolo como un bíblico y salomónico credo con peligro de cometer pecado mortal por el solo pensamiento de alterarlo en alguna coma? ¿No somos bien distintos a los que fuimos en el 1978? ¿No eran los miedos otros, otras las necesidades, otros los desafíos e ideas? Yo soy sólo un ciudadano que hace tiempo comencé a cuestionarlos a todos y a hacerme un montón e preguntas. Y tú, ¿te las estás haciendo? ¿Por qué no modificar ese artículo 87.3?
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