domingo, 12 de diciembre de 2010

The Motorcycle Boy



Regreso a Rumble Fish. Me sumerjo como un pez no sé si luchador dentro de ese pequeño océano de tugurios y callejuelas en daltónico blanco y negro de Coppola para admirar el trabajo de Mickey Rourke, Mat Dillon, Dennis Hooper y Diane Lane. Inquieta la apuesta de Rourke para su personaje en cada plano, en todo fotograma. Va a contracorriente. Su opción es brutal, la de una especie de vampírico Lord Byron en harley con la femenina voz de esa madre que les abandonó para huir a la captura de su sueño en California. Rourke no abandona en ese hilo de voz al niño abandonado y sensible al tiempo que su cuerpo y su mirada componen una bestia curtida en las calles más complicadas y siniestras a punto de saltar como un rotweiller. Es un volcán al que en cada poro de su piel parece uno adivinar la pronta e inexorable lava. Es un silente héroe homérico, o de universos más cercanos de Tenesse Williams. Rezuma Brando en cada momento. Él lo sabe. Él lo explota. Es cine en estado puro. Es ambigüedad memorable en cada una de las secuencias. Poética vibrando en sus estados todos. The Motorcicle Boy es una lección para todo actor, es una absoluta referencia, sobretodo en esa escena del baño con su hermano pequeño, Rustie James al que le insiste una y mil veces... eh... why?... why?... eh... eh... why?...

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