lunes, 6 de diciembre de 2010

BRINDIS

Y en el saberte conocida, hallada,
alcanzada hasta las lejanas cimas de tus labios;
y en el hablar con mi piel
del recuerdo de tu risa e increíble tacto,
de tu cabello como la lluvia en mi pecho;
y en el seguir respirando, sí, este mismo aire
al que tu boca suavemente acudirá lejos,
en este extraño momento;
en todo ello uno es consciente
de que nada mejor pudo haber sucedido
que lo que fue, que lo que ha sido,
que es haberte inundado de mi nombre,
que es haberme visto anegado de tu esencia,
que es habernos conocido y vivido.
Y por ello alzaré mi copa,
y por ello sellaré siempre un beso
al tornadizo viento.

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