sábado, 24 de abril de 2010

La Tierra estornuda


Todavía hoy, al tiempo que continúan las dificultades de miles de pasajeros para reghresar a sus distintas geografías, la noticia viene a ser esa misma precisamente, cuando deberíamos reflexionar si no estará Gaia dando al hombre un nuevo avbiso con uno de sus pequeños estornudos que tan gigantéscos, tan titánicos acontecen para el hombre. Pero este, que sigue siendo ese ser que tanto se mira en su ombligo, continúa sin analizar el ombligo u otras faccioones de la propia Tierra, ese ser vivo en el que habitamos llamado Gaia, y que ya comienza a estar harta de nosotros pues comienza a entendernos como un virus. Gaia tiene fiebre, se la provocamos nosotros, por ello acuden a decenas más y más acontecimientos como huracanes, ciclones y subidas de ciertos mares. Su cuerpo se resiente, su cuerpo responde a los malos tratos, su cuerpo somatiza la nefasta actitud hacia ella de el hombre. Eso es para mí precisamente el hecho anecdótico para tantos hombres y mujeres de un volcán en erupción en Islandia, nada más que un diminuto estornudo, o aviso, de la griposa Gaia. O nos lo tomamos en serio, o comenzarán sus fiebres, y entonces sí que se pondrá la cosa seria. Porque Gaia, al igual que nuestro propio cuerpo, nuestra propia química, tiene mecanismos de autodefensa, y en estos tiempos somos paradójicamente nosotros los que más le estamos provocando la alerta a esos mecanismos suyos. Por mí que siga estornudando, a ver si de una vez por todas nos damos un día cuenta.

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