
Un año más, fiel a la tradición, fiel a la cita, vengo de ver con mi padre la última del señor Woody Allen. Grande como siempre en esa muestra de seres maravillosos y esquizofrénicos que somos todos a medida que nuestro tiempo nos lleva a la inexorable respuesta con o sin pareja. Con todo, la única pócima mágica posible para transitar por esta bufonada breve y trágica llamada vida: algo de ILUSIÓN, sólo eso. Que cada cual no pierda de vista la suya...