En este espacio
no sé si escondido
no sé si habilitado
para las palabras
o las soledades,
aquí, en el abrigo
de suaves cuadernos
o vacíos nubiles,
en la mañana mansa y clara,
decido nuevamente
detener el estío,
suspender su vibración
naranja y celeste,
para respirar memoria,
ficción, idea y tal vez nombre.
Hoy que no siento
definición concreta,
ni ideología o corriente.
Hoy que soy ciudadano
sin forma, invisible,
porque no sé dónde fueron a parar
mis ímpetus de soflamas y revoluciones.
Dónde mi inquietud de información
y de cambio de conciencia.
Dónde aquel yo, sediento de respuestas.
Acudo a los cafés
y a los labios posibles
de las chicas burguesas tan conquistables a media tarde
como un vegetal acomodado,
reclamado por aquella farsa o escaparate,
arrastrando pusilánime mi silencio y perfume.
Sin conciencia clara,
dejándome seducir por portadas
de revistas que maquillan las verdades,
por automóviles biplazas,
por viviendas imposibles.
Y sólo la risa fácil
persigue a las fáciles comedias opiáceas
de las alienadoras televisiones.
Aquí estoy hoy,
encallado en lo confortable,
siendo consciente que se detuvo
en el camino,
no sé muy bien cuándo,
no sé muy bien dónde,
mi energía, mi purismo,
mi afán, mi deseo,
mi lucha, mi justicia,
mi ansia de apellidar
de otra forma al mundo,
mi verdadero norte.
Vuelvo a mirarme seriamente al espejo,
me lavo la cara y mis divagaciones,
y ya de nuevo mi alma se interroga.
Ya parpadea mi pensamiento decidido.
Ya regresan mis verdades dictadas desde el aire.
Y ya también las miradas,
y ya las manos,
y ya las heridas
y ya las frentes,
y ya el clamor,
y sí…
ya mis versos nuevamente me encienden.
martes, 22 de junio de 2010
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