domingo, 28 de julio de 2013

Un sábado en Grecia...

Ayer fue una jornada especial. Se trató de un sencillo sábado en el que me lance por la mañana a por 15 km, corriendo entre pinos, algarrobos y algún olivo. Entrenamiento antes de una nueva sesión de ensayos en la sala negra del Principal. Seguidamente estuve corrigiendo las galeradas de FUERZA Y HONOR, mi nuevo libro, y por tanto regresando a Atenas, a la isla de Egina, a mi cuántico encuentro con Filípides y Melciades, a aquel plato maravilloso de macarrones con pulpo, a mi caricia furtiva al muslo de una de las cariátides, y a mi llegada a meta en el Panatinaikos.
Ayer también, ya por la tarde, acudí a mi obligada cita con Celine y Jesse. Y diez años más o menos después de Shakespeare and Company y el Sena, se encontraban en Grecia con sus hijas gemelas y un Mediterráneo lleno de sensaciones antes de un anochecer cargado de amor y lucha, de realidad y conflicto.
Viéndoles alcanzar otra tercera década, me veía tan reflejado en idea y piel, en corazón y verbo con ellos...
Ayer estuve en Grecia, de nuevo, de varias formas en un solo día, sin ella pero con ella, más allá de skypes y whatsups, más acá con su sonrisa viajando directamente a mis labios de un modo posible y cuántico. Pensé por la noche, cuando me preparé para cenar un pa amb oli en mi terraza como improvisado homenaje mallorquín, que no hay nada como el Mediterráneo, nada como su poder para suavizar ciertas cosas siempre, que somos afortunados por vivir en una zona tan especial y mágica, aunque algunos hablemos en italiano, o árabe, o castellano, o francés, o griego. Y que no hacen falta las palabras para entenderse de verdad, son ellas las que consiguen confundirnos. Sólo en el silencio Jesse y Celine regresan a sus veinte en Viena, sólo así, calladamente somos posibles todos y cada uno de nosotros en conquistado entendimiento antes del anochecer o en el anochecer mismo.
No sé vosotros pero al comenzar a preguntarme qué será de ellos dentro de otros diez años, me doy cuenta en esta ocasión que ya puedo imaginármelo... Será la edad supongo que hemos cumplido Jesse y yo... será eso, supongo...

 
 

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