Los pensamientos son pájaros de colores que vienen y van a su antojo, volando al compás de su capricho. No se atan, se sufren; no se buscan, se improvisan. Los pensamientos vienen a la cabeza arrastrados por hilos invisibles que no se recuerdan y luego se van para dejar paso a otros que no fueron llamados. Y a veces se rebelan impúdicos, manifestándose contra los deseos de quien los tiene: no se controlan, se imponen. Los pensamientos son cerezas de temporada que demasiadas veces se comen golpeadas.
ADIOS A LOS HOMBRES
Antonio Gómez Rufo
Eso es escribir…
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