No ha existido ninguna civilización, incluyendo la de Platón, que haya sido destruida porque sus ciudadanos conocieran demasiado la verdad. Las personalidades autoritarias temen la amenaza que surge no de las ideas, sino de las emociones. Los que ocupan el poder nunca quieren que sintamos. El pensamiento se puede controlar y manipular, pero la emoción tiene su propia voluntad y resulta impredecible. Los artistas amenazan a la autoridad desvelando las mentiras e inspirando la pasión necesaria para el cambio. Por eso, cuando los tiranos se hacen con el poder, sus escuadrones de fusilamiento apuntan al corazón de los escritores.
(...)
Sólo tenemos una responsabilidad: contar la verdad.
(...)
Aunque un artista en su vida privada les pueda mentir a los demás, o incluso a sí mismo, cuando crea, cuenta la verdad; y en un mundo de mentiras y mentirosos, una obra de arte honrada siempre será un acto de responsabilidad social.
... Estas palabras rescatadas del maravilloso libro de Robert McKee, EL GUION, confirman que más que un valiosísimo manual para el contador de historias, se trata, de alguna manera, de un excelente manual para la propia vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario