martes, 30 de noviembre de 2010

Que la fuerza le acompañe... Siempre...



Querido señor Kershner, hoy nos ha abandonado para viajar a una galaxia muy lejana y posiblemente de hace mucho mucho tiempo...
Le recuerdo sonriente y jovial en aquel junio de 1995. Creo que junio era el mes. Usted hizo magnánima una gran historia. Dicen que es difícil, por no decir imposible mejorar primeras buenas partes. Usted marcó un hito en esta cuestión, no ya con Robocop, no ya con un reinventado y original 007 del que tanto me habló, sino de la mejor parte indiscutible de la Saga STARS WARS. Usted le dio al Imperio Contraataca una dimensión shakesperiana, oscura y profunda, abrazando, que no sólo tocando los grandes arquetipos que nos unen a los humanos de todas las geografías y épocas. La aritmética aristotélica en la narrativa empleada en la película marcó por siempre a toda una generación o dos de seres humanos que todavía hoy saben captar el alma y el conflicto interno de Dark Vader. Todavía hoy me fascina la sencillez con la que alcanza usted en esa película una de las más imposibles sutilezas dramatúrgicas. No teniendo el rostro de un actor en primer plano, sino una máscara fría y neutral en la anterior película, tan llena de matices, colores, estados diferentes del alma absolutamente reflejada en ese acero y cristal oscuro, fosco, en esa opacidad en la que uno ya casi adivinaba el definitivo rostro de un padre. Gracias por su arte, por aquella amable charla, por permitirme preguntarle tantas y tantas cosas, y porque todavía hoy hay algún reducto de mi piel que no puede evitar erizarse cuando contemplo a Vader diciéndole a Luck que se una a él para dominar así juntos La Galaxía. El joven Skywalker britalmente herido, le dice ante un abismo imposible que no, porque él mató a su padre. La máscara de Vader se llena de un sentimiento perceptible de culpa y pena, la máscara digo sí, y entonces como un fino hielo que penetra en el alma de cada uno de nosotros sale de ese artilugio por el que respira, con un nivel de prosodia inmensa... No, yo soy tu padre...

sábado, 27 de noviembre de 2010

actualidad de VALLE-INCLÁN

Estudiando ensayos sobre el maestro Don Ramón, me encuentro con ciertas palabras que dan que pensar si no se encuentra el autor en juego cuántico en el que hace casi un siglo retrata el esperpento de nuestra época:


Para el escritor "comprometido" que fue Valle-Inclán esa falta de escrúpulos morales de quienes nos gobiernan, y la subsecuente corrupción de la sociedad española alta, era un mal mucho más arraigado y amenazador que la superficialidad que fue su fe religiosa. Amenazaba con la misma muerte política del pueblo español. Y entre líneas, que es como acostumbra a decir las cosas Valle-Inclán, nos explica en qué consiste dicho mal: en el absurdo empeño de los españoles por seguir consolándonos con una especie de limbo de pasadas grandezas, mientras estaban siendo vilmente engañados por unos cuantos pícaros sin conciencia (políticos y terratenientes, oligarcas, clero reaccionario, y burguesía de nuevo cuño)

... pues eso...